CANTE FLAMENCO. Capítulo III
¿Por qué “cante” y no canto?
Al cante podemos acercarnos de manera intuitiva o
emocional. Una misma palabra dicha con distinto tono emocional tiene un significado
totalmente distinto: dolor y pena pueden transformarse en alivio y alegría. La
copla flamenca no se atiene a un esquema métrico, aunque se ajuste libremente a
unas cuantas formas estróficas: endecha, zéjel, cuartetas romanceadas, romances
y seguidillas. Sin embargo, sí tiene un esquema rítmico que el cantaor puede
alargar o acortar según sus facultades y su momento de inspiración y necesidad.
La ruptura de este esquema, subrayando el momento de mayor intensidad
expresiva, es genuina del flamenco.
El
poeta granadino Luis Rosales destaca que la primera cualidad del flamenco es el
<<predominio de lo expresivo sobre
lo artístico >> y así lo ilustra esta copla:
<<No
canto pá que me escuchen
ni
pá sentime la voz.
Canto
pá que no se junte
la pena con
el doló >>
Lo
mismo ocurre con la música. Los temas melódicos se apoyan en melismas y
vibratos, describiendo una trayectoria distinta en cada cantaor. Función
primordial desempeña el ritmo en los cantes acompasados. Ahora bien, esta
supeditación al ritmo y el carácter abierto de las letras flamencas, demuestra
la subordinación de lo artístico a lo expresivo. Esto no ocurre en el canto
popular español, ni tampoco en el canto popular andaluz, pues aunque las letras
populares sufran frecuentes variantes, siempre conservan el esquema métrico.
Ricardo
Molina, en su obra titulada “Cante Flamenco”, así lo define:
<<El
cante es un complejo sistema de muy diversos factores, en el que el centro
gravitatorio es el hombre interior con sus sentimientos elementales de amor y
odio, de esperanza y desesperación, de penas y de gozos… El cante es una
publicación de males crónicos de la humanidad. También una explosión gozosa de
alegría, donde copla y música cristalizan, perla única, en sus profundidades.
Valen por una confidencia y cumplen función psicológica consoladora>>.
Ignacio Pantojo
Socio colaborador de la Academia de Santa Cecilia
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